En tiempo real, habitantes y organizaciones comunitarias reportan la remoción casi total de la selva en un predio ubicado justo detrás de la planta de Coca-Cola en la zona norte. Señalan que el desmonte se realiza presuntamente para ampliar estacionamientos y maniobras industriales, pese a que la zona es uno de los últimos corredores biológicos que conectan la selva con la franja costera.

Los vecinos muestran preocupación porque en este punto conviven monos araña, aves, reptiles, polinizadores y especies protegidas por la NOM-059, además de cuevas con murciélagos insectívoros, esenciales para el equilibrio ambiental. Todo ocurre mientras la empresa declara en su propio informe de sostenibilidad que está “comprometida con cuidar el medio ambiente”.










Las organizaciones ambientales advierten que la destrucción de este fragmento de selva representa un impacto irreversible para la biodiversidad, la conectividad ecológica y el derecho de los ciudadanos a un ambiente sano.


